LA COLONIA RUSIÑOL: UN LUGAR CON HISTORIA

La primera referencia de la Colonia Rusiñol (antigua Can Remisa) es del año 1845, cuando Josep Dulcet compró los terrenos para edificar la Colonia. La empresa de Josep Dulcet, “Dulcet i Lines”, también compra al año siguiente los derechos de agua, indispensables para la industria. En el año 1857 la empresa ya trabaja como hilatura y los trabajadores dispones de 8 casitas donde vivir.

En el año 1877, después de un periodo de crisis y de la muerte del fundador de la sociedad, Can Remisa es embargada. Dos años más tarde pasa a manos de Jaume Rusiñol, que era quien suministraba algodón a la fábrica y principal acreedor, y quien le dio el nombre de “Fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón de Jaime Rusiñol”.

En el año 1887 muere Jaume Rusiñol y heredan el negocio sus nietos, Santiago, Albert y Josep M., ya que su único hijo Joan ya había muerto. Un año más tarde, Santiago Rusiñol cede la gestión directa de la fábrica a su hermano Albert para dedicarse en exclusiva al arte, aunque sigue formando parte del negocio. En 1889 la empresa pasa a llamarse “Rusiñol Hermanos”, sin la participación del hermano pequeño Josep M. Durante estos años la fábrica se amplía, se construyen nuevas dependencias y viviendas, se edifica la iglesia de Sant Joan Baptista, actualmente desaparecida, y la vivienda de los dueños llamada el Cau Faluga.

El Cau Faluga fue construido en el año1890. Durante muchos años se convertirá no solo la residencia de la familia Rusiñol, sino que también acogerá actos literarios, será la sede donde el artista Santiago Rusiñol organizará estancias con sus amigos, Ramon Casas y Enric Clarasó, y donde su hermano Albert mantendrá reuniones y contactos relevantes debido a su condición de industrial y político de prestigio.

El Cau Faluga sigue el modelo de “torre del amo” tan común en las colonias industriales catalanas del final del siglo XIX. Se trata de un edificio de estilo premodernista de tres pisos y planta cuadrangular, dentro del cual cabe destacar la chimenea, de grandes dimensiones, esculpida por Enric Clarasó entre los años 1893 y 1895.

A partir de 1912, la familia Rusiñol finaliza la actividad en la colonia y esta es arrendada a varias empresas. En 1940 la sociedad “Llobet i Guri”, propietaria de la vecina fábrica del Dolcet, compra la colonia a la familia Rusiñol para aprovechar el salto de agua.

Después de muchos años de estar parada, en 1980 las familias Claramunt y Rovira, a través de la sociedad “Hilados Rusiñol”, compran la colonia y ponen de nuevo en marcha la hilatura para producir hilados de algodón y otras fibras naturales, artificiales y sintéticas.

La hilatura se para en 2009, siendo la última del Ter medio en cerrar. Desde entonces la familia Claramunt inicia una importante restauración en toda la Colonia, destacando la de Cau Faluga, que después de muchos años de abandono y de haber llegado a un estado lamentable, se transforma en un restaurante, consiguiendo así volver a dar vida a uno de los edificios más relevantes del patrimonio industrial del Ter.